La noche empieza con una amenaza de bomba y acaba con una auténtica
explosión, esta tenística. Antes de que Rafael Nadal gane 6-2 y 6-2 a
Fabio Fognini (al español le espera Raonic en cuartos), los dos tenistas
reciben la orden de esperar en el vestuario porque la policía
antiexplosivos investiga una mochila que ha aparecido misteriosamente
abandonada en las instalaciones. Cuando todo queda en un susto, Nadal
revienta el partido a pelotazos. Por tercer partido seguido, el campeón
de 13 grandes rompe de entrada el saque de su rival. Entonces, a Fognini
le estalla el partido en las manos. El número uno gana en blanco todos
sus juegos al saque de la primera manga, se apunta 18 de los primeros 23
puntos y jamás siente la presión del número 14, que compite con la
pierna derecha aparatosamente vendada, con aparentes problemas en la
espalda y acogotado por la ventolera que asalta el cemento. Nadal,
además, persigue cada punto como si de ello dependiera la supervivencia
del mundo.
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